lunes, 18 de octubre de 2010

Sirena

Este insoportable insomnio ahora no provocado por cigarros o café me inspira irremediablemente a escribir que fue lo que sucedio luego en el barco.

El fresco oleaje jugaba como una mascota juega con su amo, para tratar de despertarlo, rompia sobre unas botas viejas, desgastadas por el uso, de un color cafe desgastado y entintado con el tizne negro del uso y el mohó. Alrededor enmarcando esta escena se veian muchos objetos, algunos enteros otros rotos, otros medio enterrados. Claramente habia sido un naufragio que se sonrrojaba con los primeros rayos del sol que teñian el cielo del color que se ponen las mejillas cuando nos sorprenden por habernos avergonzado.Apenas brillaba la luz y ya se dejaba ver restos de papeles mojados, algunos ilegibles otros parecian haber sido alguna vez mapas o algo parecido. Algunos instrumentos electrónicos que parecian rotos pero sin señas de alguna vez haber sido parte de algun aparato en específico simplemente componentes juntos como alguna obra excentrica de arte que nos quiere decir algo, o simplemente reflejan un recuerdo muy vivo.
Por la playa podian verse trozos de madera, telas, escombros pues, que rodeaban esa silueta que alteraba la escena y nos obliga a acercarnos y tratar de ver con mas detaye lo que estaba sucediendo en esta playa en este amanecer.
Lentamente abrio los ojos e inmediatamente los cerró, deslumbrado por la luz de la mañana. Luego de un suspiro profundo poco a poco trato de incorporarse pero todo el esfuerzo apenas alcanzó para sentarse y ver de frente un mar abierto, calmado que le sacudia los pies con sus olas bajo un cielo azul. A su alrededor habian vestigios de lo que fuera su barco pero nada de la tripulacion o de otra persona más, solo los escombros que de a poco se tragaba el mar y le dejaba apenas lo que traia puesto encima, como respetando el hecho de que habia sido capitán.
Caminaba por la pequeña isla pero no parecia haber nadie más, solo la naturaleza que guardaba el secreto de como habia llegado a este punto al parecer sin retorno. Una imágen le vino a la mente; era como un sueño en el que el caminaba tambien entre maleza pero sin un mar al lado y todo estaba mucho más oscuro, era de noche. En cambio ahora parecia caminar en un jardín pero que igual que el bosque estaba vacio y en el, solamente se encontraba de nuevo Él.
Aun no se animaba a internarse así que caminó durante bastante tiempo por el borde de la isla, talvez pasaron horas, nadie lo sabe pero de pronto, despues de escalar algunos peñascos de saltar entre rocas y correr de un insecto extraño que voló sobre su nariz, regreso de nuevo al naufragio. Entonces le pareció escuchar una risa que a la vez que le estremecio hizo voltear inmediatamente para sorpender a quien se reia talvez de verlo huir de una libelula pero no encontró a nadie, solo el mar que golpeaba con las rocas y revolvia la arena. "Estaré volviendome loco!" penso.
Como un buen marino se hizo un refugio el resto de la tarde y busco sin tener exito algo para comer, asi que se puso a buscar entre los restos que aún dejaba el mar en la playa algun objeto que pudiera servirle mas adelante. Esa noche estuvo calmada, la luna salio en frente de El sobre el mar, osea que estaba al oriente, esto le daba muchas cosas que pensar mientras seguia el rio de plata que dibujaba sobre las olas.
De pronto entre el sueño y el insomnio y las miles de cosas que pasaban en su mente un sonido lo atudrio, se sobresaltó y puso atencion, solo se escuchaba el intermitente sonido del oleaje y el silencio que invade los oidos cuando no queremos oírlo. Nuevamente cuando se acomodaba para seguir viendo el zurco de la luna o talvez para dormir, escucho claramente un sonido pero esta vez mas claro, sin duda alguna habia sido el "tararear" de alguna persona que inmediatamente fue interrumpido por el chapotear del agua y el ruido que El hizo al coger la navaja y levantarse tras ese intruso de su nueva isla.