miércoles, 2 de julio de 2008

El grito

El Caballero despertó, una noche de invierno, fría, serena como la misma noche y de pronto comenzó a entristecer, se dio cuenta que esa noche no había luna, era luna nueva y junto con la luna, se había ido un gran amigo de El, se lo había llevado, y apenas se percató de ello, comenzó a llorar amargamente, como era una noche ya sin luna y estaba solo esa noche otra vez dejo de caminar pero no durmió, se quedo observando, buscando algún indicio de que esto no fuese cierto y que la luna y su amigo estuvieran en algún lugar escondidos como siempre lo hacia la Luna entre las nubes tras la sombra de los cerros, o en las ramas de un árbol. Así transcurrió esa noche amarga triste y obscura hasta que el sueño venció de nuevo al caballero y este se durmió.

Esa noche, se levanto de un salto, asustado como cuando uno despierta a media noche después de una pesadilla y el corazón y el alma están agitados... Entonces se acordó de su amigo y quería creer que era solo un sueño, un triste sueño, que por ahora, seria su nueva realidad, El ya no regresaría jamás y no podría acompañarlo en su camino más que en sus recuerdos, cantando ahora en el aire como la historia silba su cuento entre los arboles al atardecer; así se había ido El Viejo. Por fin cuando decidió despedirse se acerco a El y las últimas palabras que cruzaron fueron “nos vemos después...” y al volver; de la nada, de los sueños de otro ser, del lugar del que menos esperaba apareció una musa, sentada en el lugar que debió haber sido para su amigo en este viaje y vio sus ojos y eran transparentes como un suspiro, y sintió su piel y esta era suave como el sonido del rio que baja por la montaña, tanto que se podía sentir su alma debajo de ella y a través de sus ojos se veía trémula, triste y con los ojos cerrados, como una muñeca guardada en un cajón y tuvo muchas ganas de abrasarla pero no quiso contarle que hacia, no quiso contarle que buscaba a una princesa y que incluso pensaba que esa muñeca podía ser Ella. Así de pronto sin darse cuenta la tenia entre sus brazos y por no haberlo hecho hace mucho tiempo no pudo resistir la tentación de robarle un beso, un beso que ella respondió, como que lo había estado esperando y luego se volvieron dos y tres y seis y envueltos en tristeza se conocieron los dos en un mar de besos y deseo, de sueños y premoniciones y sin darse cuenta se detuvo en Ella, se olvido de la Luna, se olvido del bosque y simplemente empezó a recorrerlo pero ya sin buscar, sin cubrirse, era como si ya hubiera salido del bosque pero seguía dentro del El, sus manos temblorosas la tomaron, no sabía que tan frágil era y con la torpeza de un tonto la sostuvo la abrazo, la lleno de besos y le hizo el amor, por primera vez en toda su vida había hecho el amor, por que no estaba hecho y se preocupo por descubrir realmente que era compartir la noche dentro del bosque. Así celebro con Ella y comieron manjares y bebieron vino, hasta que los ojos del caballero y su cuerpo no le eran fieles y de cansancio se durmió, abrazado a Ella y Ella abrazada a el, con una sonrisa en su rostro, con más color del que nunca había tenido.

Cuando el caballero despertó la siguiente noche estaba perdido, no estaba en ningún camino conocido y no sabia hacia donde debía caminar, alzo la vista al cielo y en el no se encontraba la Luna, así que se levanto y quedó viendo a la hermosa muñeca que estaba inmóvil en el lecho que habían compartido los dos. Así empezó a caminar a ciegas, sin poder ver más allá de donde sus brazos se extendían, buscando alguna señal que le diera el camino de vuelta a casa, siempre volteando a ver la muñeca que seguía inmóvil, bella como la bailarina que se desliza sobre el espejo. De pronto a lo lejos vio un resplandor y escuchaba bulla como de gente, sorprendido, camino hacia ellos y así sin darse cuenta encontró un claro en la noche, era una fogata.

Conforme se acercaba a la luz, también se podía escuchar música y cada vez más fuerte la alegría de toda esa gente que estaba en la fogata, era algo raro, pero después de tanto tiempo sin encontrar gente como El, siempre fue agradable verlos. Al llegar a la fogata sintió mucho frio y al voltear a ver atrás se dio cuenta que ¡había salido del bosque! y que estaba ahora en un valle, le dio miedo por haber salido de el en plena noche, pero a la vez se sentía seguro por que solo unos pasos atrás y podía a volver al bosque sin perderse del espectáculo que estaban dando esa noche. Entonces se dio cuenta que nadie lo volteaba a ver, todos seguían haciendo lo mismo, unos se abrasaban otros se escondían de la luz, se robaban un beso, otros bebían vino, otros mas levantaban la ceniza del fuego con sus manos y la sostenían como queriendo atrapar en un suspiro el calor de ese frio fuego, entonces se empezó a alegrar con ellos y dio vueltas alrededor de toda esa gente observándolos, hasta que de pronto tropezó con uno de ellos. Era mas bajo que El y estaba cubierto de pieles, metales preciosos, perfumes y todas las cosas bellas que en esa fogata adoraban, y nunca, nunca permitía que una partícula de suciedad manchara sus relucientes prendas, inmediatamente se la quitaba, la tiraba y se ponía otra esta vez más reluciente que la anterior. Cantaba y pudo darse cuenta como también los demás le ponían atención a El y cuando parecía que perdía la atención de todos Ellos, hacia un gesto que los sorprendiera y comenzaba a contarles una historia así volvía a tener su atención. Cuando el Caballero se acerco a este personaje se toparon de frente, El lo quedo viendo de la cabeza a los pies con un dejo de indiferencia y por un momento puso un semblante serio, entonces estiro con confianza su mano y retiro del caballero el pecho de su armadura, que era de cartón y que estaba viejo húmedo y roto, debajo de el se veía el traje que ni el mismo Caballero había visto hace mucho tiempo. Después de observar curioso el cartón, lo arrojo al fuego y le sonrió, y así se perdió de nuevo entre la multitud, entonces el caballero intento seguir a ese hombre como de doscientos años pero le cerraron el paso y no pudo alcanzarlo, así pues dio la vuelta para intentar hablar con El y cuando lo tuvo cerca, como solo el Caballero lo sabia hacer, estiró su mano y toco su corazón con la mano, entonces el hombre como de doscientos años tomo una copa de vino abrazó al caballero y lo metió entre la multitud, inmediatamente se empezó a perder a girar y girar de pronto saludando a alguien que nunca había conocido y como es lógico nunca conocería pero desorientado y todavía confundido seguía tratando de seguir al hombre aquel, como única referencia ahora la fogata y tratando de preguntarle al hombre que es lo que hacían todos en ese lugar.

La algarabía continúo entre copas de vino, cigarros y esta vez sin café, desconocidos y la constante persecución de aquel hombre raro, reluciente como de hojalata y al tocarlo frio. Esta persona le conto que todos ellos eran felices de conocerse, de conocer gente nueva y su felicidad la celebraban todas las noches y todos los días, solamente deteniéndose para descansar, dormir un rato y continuar y no había nada mejor en el mundo que ese lugar en el que estaban y no habían cosas mejores en el mundo que las que el portaba... ellos no sabían tampoco de la Princesa y no estaban buscando nada, solamente celebraban su felicidad, que también quemaban todas las noches. De pronto se sorprendió cuando vio la claridad del día, y vio que uno a uno estaban empezando a descansar, algunas parejas abrasados otros en un grupo de gente otros simplemente buscaban cobijo cerca de un árbol pero nadie cerca de la fogata, pero lo mas increíble fue cuando sintió el frio de la mañana, toco su rostro y el calor de su piel irradiaba en sus manos, su piel rosaba con la piel también de sus manos, sus brazos sus piernas, toco su cabello y supo que El también era real, también era humano como todos ellos, pero no los entendía, en realidad no entendía lo que estaba pasando y al voltear no había ningún bosque. Entonces se acordó de la muñeca, pero por mas que busco no encontró la manera de hallarla, no existía ahí, entonces dio un grito laaargo y fuerte, grito el nombre de la muñeca.